Maritxu acaba de descubrir que no está en Euskadi y quiere que la trasladen a Donosti cuanto antes. Pero descubre, primero, que su hijo compró el bar y que, encima se le ha enamorado de la enfermera descarada. Y por ahí ya no pasa, Maritxu no puede dejar que su hijo destruya su vida y está dispuesta a intervenir. Y Carmen sigue en sus trece de dar por zanjado el tema de su beso con Iñaki, fue una tontería y ya está. Además, bastante tiene con reprimir sus ganas de asesinar a Maritxu… Antxon, entre aventura y aventura con Merche, ayuda a Iñaki con el bar, pues quiere convertirlo en un lugar de referencia de pintxos vascos, volviendo locos a Rafi e Isabel de paso. Don Benjumea se alegra de que Maritxu se quede unos días para reconducir a Iñaki, así sigue cortejándola más tiempo.